jueves, 30 de noviembre de 2006

roscharch juguetón

Dicen que: "Hay un momento de la noche en el que te hartás de seguir trabajando, no ponen nada en la tele, ningún libro nuevo refulge en la estantería y es demasiado tarde para tomarse algo en el bar de abajo. Entonces, jugás. Son las 00.57".
Un caleidoscopio-arco iris-palito chino, ingenuo y expresivo

martes, 28 de noviembre de 2006

Benedicto, estás arrugando...








Benedicto
arrugating





Oie, Ben, al final tú también eres como esos sucios políticos que estafan a sus electores. Nosotros te votamos para que hagas mierda la iglesia de una vez, no para que andes manoseándote con otros fundamentalistas por ahí. ¡Que vuelva Benedicto SS! (Da la impresión de que la Iglesia, vistos los magros resultados del BushSystem en oriente medio, se propone convertirse en el ala "dialoguista" del imperialismo con el "eje del mal". Amigos árabes, si no revientan pronto un par de batallones yanquis completos en el mismo día, cosa de obligarlos a salir corriendo por impacto mediático al interior de la Gran Democracia del Norte, sepan que les espera la reformulación benedictina de la teoría del palo y la zanahoria. ¿Qué es peor? Nunca lo sabremos, pero seguro que ninguna de las dos es mejor.)






El Benedicto
que todos
queremos

El intento, y no el hecho realizado, nos perderá

Mientras corría el tren, que se alejaba impiadoso, la desesperanza se cambió por agitación, hasta llegar al ahogo. Nada venía saliendo bien, y encima ahora el aire parecía huir de sus pulmones como el último vagón, ya fuera de su alcance. Mañana largo el faso, tengo que largar, se prometió convencido. Y al toque, la risa vino a carcomer la promesa, y un desgarro de tos le entró en el pecho, como un potro que galopa sobre ramas quebradizas. Mañana largo, se repitió con ironía, y otra vez la risa, la tos, las ramas, la promesa. Mañana, mañana.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Causal de divorcio (variación sobre un txt de Ana María Shua)

Nuestro amor se dibujó en un plano de descontrolada pasión, antes de que comprendiéramos que en realidad era un poliedro tallado con facetas innumerables y contradictorias. Nos amamos con un ardor tal que nuestros cuerpos se fundieron en uno, y ahora ni los testigos más calificados atinan a reconocernos como entes separados. Para peor, la creciente evidencia de que nuestras preferencias ideológicas y políticas, nuestros gustos artísticos y culinarios, son opuestos por el vértice, fue diagnosticada por el psiquiatra como "severo desorden de la personalidad con tendencias esquizoides".