martes, 28 de noviembre de 2006

El intento, y no el hecho realizado, nos perderá

Mientras corría el tren, que se alejaba impiadoso, la desesperanza se cambió por agitación, hasta llegar al ahogo. Nada venía saliendo bien, y encima ahora el aire parecía huir de sus pulmones como el último vagón, ya fuera de su alcance. Mañana largo el faso, tengo que largar, se prometió convencido. Y al toque, la risa vino a carcomer la promesa, y un desgarro de tos le entró en el pecho, como un potro que galopa sobre ramas quebradizas. Mañana largo, se repitió con ironía, y otra vez la risa, la tos, las ramas, la promesa. Mañana, mañana.

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