martes, 22 de febrero de 2011

El pueblo árabe se las arregla solo

La promiscua y parásita sociedad entre "demócratas" occidentales y dictadores árabes está llegando a su fin, sin previo aviso. El autor analiza las (in)acciones de las (im)potencias "democráticas" europeas frente a las sublevaciones populares contra los tiranos. Y visualiza algunas de sus consecuencias...

Foto: Egipcios huyen de la represión en Libia (El País)

Nos darán las gracias, no os preocupéis

Por Lluís Bassets

Sí, agradecerán nuestra inhibición. Rendirán homenajes a nuestro ombliguismo. Cantarán loas a nuestros conservadores y a nuestros populistas, que no les quieren en la Unión Europea, ni como ciudadanos en busca de trabajo ni como miembros de pleno derecho. Exaltarán a nuestros socialdemócratas, que se han codeado con sus opresores en la Internacional Socialista. Levantarán altares al atrevimiento y a la impostura de nuestros más radicales izquierdistas, por su capacidad para disfrazar a los dictadores de liberadores. Echarán flores al Papa y a sus cardenales y obispos, por la arrogancia de su supremacismo cristiano. Glosarán la miseria moral de todos nosotros, nuestros empresarios y nuestros diplomáticos, nuestros dirigentes políticos y sindicales, porque preferimos la intimidad de los tiranos a la proximidad con los ciudadanos por razones muy respetables: suministros energéticos, comercio de armas, vigilancia a la inmigración y al terrorismo. También tendrán un detalle para el silencio glacial de nuestra opinión pública, nuestros artistas y cineastas, intelectuales y periodistas, ocupados en asuntos domésticos más jugosos y sustanciales. Cantarán finalmente nuestra debilidad y nuestra ceguera, la frialdad de nuestros corazones, la ineptitud y la corrupción de nuestros dirigentes políticos.

Cuanto mayor es nuestra debilidad moral, mayor es la fortaleza de los revolucionarios. Cuanto más tiempo Berlusconi, Alliot Marie, y otros dignos gobernantes europeos que han intimado con esos dirigentes mafiosos y corruptos, sigan con responsabilidades de gobierno más se abrirá esa nueva fosa mediterránea, la que hay entre la inmoralidad de los amigos de Ben Ali, Mubarak y Gaddafi, y la moralidad de los otros, los ciudadanos que se han rebelado contra sus dictaduras. Los primeros, nuestros honorables representantes, han sido sus amigos, sus socios y sus hermanos con los que han compartido intereses y negocios; los segundos, son los que durante décadas han sufrido los efectos de su crueldad y su codicia y ahora han derrocado a dos de ellos, y van a por el tercero.

Pero el mayor mérito de nuestros vecinos del sur, estos hombres y mujeres que arriesgan sus vidas por su libertad como no se había visto desde hacía mucho tiempo, es que combaten sin ayuda de nadie, sobre todo de Europa. Incluso con todas las reticencias y reservas de quienes debiéramos ayudarles porque nos hemos llenado la boca con las palabras solemnes por las que ellos caen abatidos bajo las balas. Están recuperando la soberanía, la independencia y la libertad. Ellos solos. En realidad, esto es lo que más les irrita a algunos: que caigan tiranos y no sea por decisión del Estado Mayor de Occidente, el que había decidido hasta ahora mantenerlos en el poder en nombre de la estabilidad, el suministro y los sacrosantos intereses europeos y estadounidenses.

Lo más grave de la posición europea es que es la expresión de una decadencia que a estas alturas parece ya irremediable. En vez de acoger el despertar democrático de los árabes con alegría y esperanza, aquí estamos los europeos taciturnos y preocupados. Que si llegarán más inmigrantes. Que si no podemos acoger a todos los que llegan. Que si el suministro de energía. Que si los fundamentalistas islámicos. Excusas todas de mal pagador para ocultar nuestros intereses y nuestra incapacidad política y lo que es peor, nuestra ceguera voluntaria. Nuestros temores y creencias no cuentan para nada en este envite. Afortunadamente nada podemos hacer en contra. Muchísimo a favor, clamando ante la sordera de nuestros gobiernos y nuestras instituciones, entre otras cosas. Pero lo peor es no hacer nada o esa miserable política declarativa de Bruselas, siempre a verlas venir, incapaz de mover un euro o hacer un gesto enérgico, diplomático o militar ante la matanza. No dudemos que en el futuro nuestras generosas actitudes serán tenidas en cuenta. Si estos estados petroleros y gasísticos consiguen algún día hacerse con unos gobiernos dignos y serios, que cuenten con el consenso mínimo de sus ciudadanos, veremos cómo tratan a los europeos que en estas horas difíciles les estamos dejando en la estacada después de haberles mantenido durante décadas en la estacada. Nos darán entonces las gracias, en efecto, por darles la oportunidad de emanciparse solos, sin ayuda de nadie, pero no dudemos que nos pasarán las facturas. No es pues el egoísmo tan solo lo que paraliza a Europa ante la revolución democrática árabe, es un egoísmo con adjetivos, ciego y suicida, propio de un continente fragmentado y declinante que no sabe a donde va ni qué quiere.

Publicado en El País


Las risas en el límite


"Un día el Zar decretó un impuesto a los judíos y mandó a uno de sus sicarios para ver cómo se lo habían tomado. El sicario fue, miró y le informó: ‘Están todos protestando, preguntándose cómo van a hacer para pagarlo’.

Ajá –dijo el Zar–. Entonces dupliquemos el impuesto. Andá a ver qué pasa ahora y cómo cae. El sicario fue, volvió y dijo: ‘Están todos haciendo chistes y riéndose’.

–Bueno –dijo el Zar–. Si están haciendo chistes, dejemos las cosas como están. Es obvio que llegaron al límite y no se les va a poder sacar ni un rublo más..."

Recopilado por Leonardo Moledo en Página/12




lunes, 21 de febrero de 2011

Arquitectura sustentable

Un profesional sudamericano, máxima autoridad en eco-construcciones

Su reconocida experticia en la elaboración y manejo del adobe lo ha situado como uno de los consultores indispensables en cualquier obra donde se pretenda aplicar tecnologías amigables con el ambiente...



Tomado de Enconstruxxion

viernes, 18 de febrero de 2011

La historia contada por su autor

El Padre, poniendo al tanto a su Hijo acerca de los instrumentos que se usarán para asegurar el éxito de la empresa común, las consecuencias que sobrevendrán y los beneficios a obtener, dice:
..."Dios vaciló, y luego, en tono fatigado, dijo, Todavía está la Inquisición, pero de ella, si no te importa hablaremos en otra ocasión, Qué es la inquisición, La Inquisición es otra historia interminable, Quiero conocerla, Sería mejor que no, Insisto, Vas a sufrir en tu vida de hoy remordimientos que son del futuro, Tú no, Dios es Dios, no tiene remordimientos, Pues yo, si ya llevo esta carga de tener que morir por ti, también puedo aguantar remordimientos que deberían ser tuyos, Preferiría ahorrártelos, De hecho, no vienes haciendo otra cosa desde que nací, Eres un ingrato, como todos los hijos, Dejémonos de fingimientos y dime qué va a ser la Inquisición, La Inquisición, también llamada Tribunal del Santo Oficio, es el mal necesario, el instrumento crudelísimo con el que atajaremos la infección que un día, durante largo tiempo, se instalará en el cuerpo de tu Iglesia por vía de las nefandas herejías en general y de sus derivados y consecuentes menores, a las que se suman unas cuantas perversiones de lo físico y de lo moral, lo que, todo junto y puesto en el mismo saco de horrores, sin preocupaciones de prioridad y orden, incluirá a luteranos y a calvinistas, a molinistas y judaizantes, a sodomitas y a hechiceros, manchas algunas que serán del futuro, y otras de todos los tiempos, Y siendo la necesidad que dices, cómo procederá la Inquisición para reducir estos males, La Inquisición es una policía y un tribunal, por eso tendrá que aprehender, juzgar y condenar como hacen los tribunales y las policías, Condenar a qué, A la cárcel, al destierro, a la hoguera, A la hoguera, dices, Sí, van a morir quemados, en el futuro, millares y millares y millares de hombres y de mujeres, De algunos ya me has hablado antes, Ésos fueron arrojados a la hoguera por creer en ti, los otros lo serán por dudar, No está permitido dudar de mí, No, Pero nosotros podemos dudar de que el Júpiter de los romanos sea dios, El único Dios soy yo, yo soy el Señor y tú eres mi Hijo, Morirán miles, Cientos de miles, Morirán cientos de miles de miles de hombres y mujeres, la tierra se llenará de gritos de dolor, de aullidos y de estertores de agonía, el humo de los quemados cubrirá el sol, su grasa rechinará sobre las brasas, el hedor repugnará y todo esto será por mi culpa, No será por tu culpa, por tu causa, Padre, aparta de mí ese cáliz, El que tú lo bebas es condición de mi poder y de tu gloria, No quiero esa gloria, Pero yo quiero ese poder. La niebla se alejó hacia donde antes estaba, se veía agua alrededor del barco, lisa y opaca, sin una arruga de viento o una agitación de brisa. Entonces el Diablo dijo, Es necesario ser Dios para que le guste tanto la sangre”.

En El Evangelio según Jesucristo, de José Saramago.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Acerca de forma y contenido...

En el correo de lectores del diario inglés The Guardian del 13 de enero pasado publican la carta de uno de esos molestos individuos que no se conforman con la foto de prensa de los hechos e insisten en ver toda la película, analizar el guión y discutir los encuadres del director. El lector, un hereje a todas luces, no sólo supone que China no será el próximo líder industrial del mundo; también se atreve a sugerir que el fenómeno de esa economía está férreamente tutelado por las potencias tradicionales...


"China no se está comprando el mundo, por ahora"

"Vea cómo China se está comprando el mundo" proclama el titular de una nota que describe la forma que supuestamente desarrolla la República Popular para ejercer "un dominio cada vez más estrecho de los negocios" (12/1). ¿Cómo es, entonces, que la inversión externa de China, el año pasado, haya sido exactamente la mitad del monto invertido en China por las compañías extranjeras? La inversión extranjera en China creció un 18% en los primeros once meses de 2010, mientras que la inversión china de ultramar se incrementó un 10%. La participación de China en las inversiones externas es aún bastante inferior a la de este país (Gran Bretaña, N de la R), sin hablar de Estados Unidos.

"Su nota registra las 2,6 mil millones de libras esterlinas de acuerdos comprometidos durante la visita reciente del vice-premier Li Keqiang. Pero compañías de Alemania y Corea del Sur, solamente, acaban de anunciar inversiones en plantas de China que duplican ese monto. Los acuerdos que firmó Li en Alemania son para comprar exportaciones alemanas, no firmas -las cuales son asociadas prominentes en ‘joint ventures' en China en trenes de alta velocidad y equipamiento industrial. Una compañía china puede haber comprado la Volvo, pero las ‘joint ventures' que involucran a automotrices de Japón, Europa y Estados Unidos se están beneficiando de la enorme expansión del sector en China.


"China, por supuesto, ha invertido en forma pesada en países que puedan proveerla con materias primas que necesita y le gustaría adquirir firmas que tienen la tecnología que quiere para escalar en la cadena industrial de valor. Pero su capacidad para hacer ha estado bastante más limitada de lo que usted sugiere por varias razones, incluyendo las preocupaciones occidentales por la seguridad nacional. China va a seguir buscando, claro, inversiones afuera, pero -aparte de las materias primas- el mundo sigue comprando en China y no China comprándose el mundo".

martes, 15 de febrero de 2011

Mirando el vaso medio vacío

Después de la borrachera revolucionario-democrática en Egipto, y mientras se desarrollan sus correspondientes resacas panarabistas, viene bien un punto de vista un poco más pesimista para balancear. Juan Carlos Vallejo, escritor, periodista y analista político internacional, dice que lo determinante en los hechos de Túnez y en el retiro de Mubarak es la manipulación gatopardista del imperio norteamericano, que ya se apresta a repetirla en otros lugares del Oriente cercano, en Irán, y en América Latina. Para mi gusto, una visión excesivamente escéptica y conspirativa, que subestima la potencia de las masas movilizadas y el efecto dominó en un contexto de gran crisis económica y política mundial. Pero hay que leerlo...

¿Cuál revolución del pueblo? “La revolución de los papiros”
por Juan Carlos Vallejo

El poder imperial probó con eficiencia en Túnez (“la revolución de los jazmines”) y Egipto (“la revolución de los papiros”) y sacó a sombrerazos a dos de sus más fieles cipayos antes que el descontento popular reaccionara y pusiera “enemigos” de sus intereses a gobernar. Antes había mandado al retiro al pequeño hombre de Colombia, Alvaro Uribe Vélez, sin necesidad de armarle una revolución. Una simple orden bastó para que obedeciera.

Los tres tristes tigres… de papel

Entre Zine El Abidine Ben Alí (Túnez), Josni Mubarak (Egipto) y Alvaro Uribe (Colombia), existían muchas similitudes de carácter. Los tres déspotas y criminales en sus gobiernos, débiles frente al amo e implacables con el pueblo, con un culto enfermizo de la personalidad y una obsesión aguda por el poder. Los tres parecían intocables y mantenían un férreo control de todo. Los medios locales de comunicación eran sus cómplices aduladores y directores de la orquesta en el aparato de propaganda.

Por ejemplo, era tal el ego de Mubarak, que mandó a falsear una foto durante la reunión de dignatarios sobre la paz en el Medio Oriente. En la foto original Mubarak aparecía caminando al extremo derecho del grupo. Al otro día los medios publicaban la foto de Mubarak a la cabeza del grupo y los demás dignatarios siguiéndole.Con el presidentico de Colombia, Alvaro Uribe Vélez, fue bien fácil sacarlo. Acosado por los escándalos de corrupción de sus hijos y compinches, crímenes de lesa humanidad cometidos bajo su batuta, el fracaso de la “seguridad democrática” y el espionaje nacional e internacional a los opositores políticos, defensores de derechos humanos, periodistas y magistrados de la Corte Suprema de Justicia, lo ponían en una posición indefendible para el poder imperial. Ya incluso gran parte de sus áulicos lo abadonaban y sus compiches cantaban a los cuatro vientos sus fechorías en las que afloraba siempre su espurio narcogobierno. El rechazo popular crecía y era cuestión de tiempo que las alianzas sociales arrojarían sus frutos, en especial, cuando las guerrillas permanecían prácticamente intactas, combatiendo, a la espera de la oportunidad de oro. Semejante cuadro apocalíptico se dibujaba frente a los ojos del imperio y éste no podia darse el lujo de perder su estratégica colonia (la tercera beneficiaria de su Complejo Industrial Militar después de Israel y Egipto).

El prontuario criminal del buen amigo de Pablo Escobar (como lo califica un informe de inteligencia de los Estados Unidos) era más que suficiente para disuadirlo de buscar una reelección. Fue así como el servil enano se fue a rumiar su derrota, acosado por juicios en Alabama e investigaciones en Colombia y su temor a un cobro de cuentas de los narcoparamilitares que lo llevaron al poder y que él traicionó al extraditarlos.

“Varito”, como se le conoce en el bajo mundo, cedió el poder a su ministro de Defensa. Otro criminal de mente siniestra, auspiciador de las ejecuciones extrajudiciales (los “Falsos Positivos”) de miles de jóvenes que luego fueron vestidos como guerrilleros para inflar las cifras de resultados de un ejército descompuesto y mercenario. Con el “nuevo” gobierno de Juan Manuel Santos el imperio respiraba tranquilo. Ahora la gran prensa lo vende como “de centro izquierda”, “el lado opuesto a Uribe”, etc., cuando en realidad son lo mismo.

No espontánea, sino fríamente calculada

El incremento desmesurado del precio de los alimentos era uno de los tantos motivos que incrementaron la rabia popular tanto en Túnez como en Egipto. Pero se mentiría si se dijera que fueron la razón de las “revoluciones”. El imperio olió el descontento de los egipcios con su marioneta y supo que si no se actuaba rápido otro Irán estaría en cierne si las corrientes religiosas tumbaban al rancio dictador Josni Mubarak. “Los Hermanos Musulmanes”, organización proscrita del concurso político, ganaba adeptos por montones y se erigía como una gran amenaza para los intereses de las potencias occidentales e Israel.

En un artículo que fue silenciado intencionalmente por la gran prensa, The Daily Telegraph (enero 11 de 2008), los periodistas Tim Ross, Matthew Moore and Steven Swinford, denunciaban que desde hacía tres años se venía planeando el derrocamiento de Mubarak, pues desde la embajada de Estados Unidos en El Cairo (diciembre de 2008) se entrenaban jóvenes para armar la revuelta y ya se había establecido la fecha: 2011.

Esto coincide con otras fuentes (bajo reserva del nombre) que me dijeron que desde diciembre de 2008 varias ONG’s occidentales se habían desplazado a El Cairo “con todos los juguetes tecnológicos” y activistas pagados para apoyar, entrenar y coordinar unas acciones en el terreno. Del mismo modo, se habían establecido “intercambios estudiantiles” para preparar en “cursos de liderazgo” a los grupos de jóvenes que “operarían en otros países como Cuba, Argentina, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Venezuela”. No hubo más detalles, pero llama la atención que esos países afrontarán elecciones en años muy próximos.

Lo anterior tiene sentido. Los mismos periodistas del Daily Telegraph descubrieron un documento secreto en el cual detalladamente se especifica cómo y en dónde operarían esos grupos para derrocar a Mubarak.

Una “revolución” sin pueblo

Recuerdo que desde el Foro Social Europeo de 2008, en donde tuve el honor de participar, las delegaciones musulmanas europeas denunciaban la alarmante situación social de Egipto. Desempolvando algunas notas encontré que a esa fecha se calculaba que el 75% de la población vivía en pauperización (por debajo de los niveles de pobreza) y el 15% eran pobres. Tomando en cuenta que la prensa occidental afirmaba que la “revolución” se había iniciado por Twitter y Facebook, convocando a estudiantes, me puse a pensar que tal vez el restante 10% de la población no tuviera toda el acceso al internet, a los teléfonos celulares, a computadores y demás elementos por los cuales los jóvenes se convocan hoy en día. Y que mucho menos tuvieran acceso a la educación. Entonces, necesariamente, se tenía que pensar en manos extranjeras para dotar de estos elementos a los “jóvenes revolucionarios”.

Dice Wikipedia sobre la situación social en Egipto: “Hay dos clases principales. Los primeros son la élite, con educación de influencia occidental, de clase alta y media. Al segundo grupo, que es mucho más humilde, pertenecen los agricultores, la población urbana y la clase obrera. Existen enormes diferencias en el estilo de vida, hábitos, alimentación, vestimenta, etc. En 1970 el gobierno ha introducido políticas económicas liberales conocida como la "puerta abierta". Esta política es más demanda por el primer grupo, porque conecta con la cultura y el capital extranjero”.

Cuando comenzaron a salir las primeras imágenes de las protestas en la Plaza de Tharir, yo no veía ese pueblo de las estadísticas de 2008, pero sí muchos jóvenes bien vestidos, pintados, con sus cámaras y celulares disparando fotos y palabras en inglés a cada segundo. Algunas de sus camisetas tenían la imagen de Lady Gaga. Las pancartas que llevaban eran bien grandes y diseñadas adecuadamente para hacerlas visibles a los periodistas. Pero me llamó la atención que eran hechas en el idioma inglés en su gran mayoría y el pueblo egipcio habla el árabe. Cosa similar ocurrió con las pancartas de la fracasada “revolución verde” en Irán, donde casi todas eran hechas en inglés. Sin embargo, la caja de sorpresas estaba por abrirse: la gran prensa occidental dio especial cubrimiento a estos eventos y entrevistaba en el terreno a miembros de miles de ONG’s que estaban “colaborando” y “acompañando” a los elegantes protestantes. Y de remate, el imperio apoyaba vigorosamente a los manifestantes y pedía a su antiguo y fiel aliado, Josni Mubarak, que se apartara del poder. ¿Estados Unidos respaldando una revolución del pueblo?

Más tarde el ejército “patriota” respalda “la revolución” y ordena a los jovencitos de clase media alta, fans de Lady Gaga, que se vayan a casa pero antes limpien bien la plaza Tharir. Y así lo hicieron tal cual los miembros del rebaño. Limpiaron, se fueron y dejaron en el poder precisamente a quienes deberían tumbar. En una revolución de verdad, el pueblo estaría allí hasta montar su propio gobierno y pondría a los vencidos a limpiar la plaza.

Todas las portadas de los periódicos y telenoticieros abrían al día siguiente con imágenes de la gente limpiando la plaza y celebrando el triunfo de “la revolución” como diciendo: “Trabajo hecho, vámonos a casa!”. Cualquier semiólogo desprevenido nos diría que esto fue una propaganda bien orquestada. Como en realidad lo fue.

El resultado del plan fue claro: A Mubarak lo tumbó su propio ejército (sostenido por el imperio) porque no quiso renunciar; pero nadie vio la renuncia ni sabe para dónde cogió el tirano. Eso no importa ahora. Se quedaron los militares que eran el poder real y quienes lo sostuvieron por 30 años. Sacaron al incómodo títere pero dejaron a los titiriteros. Ese era el plan y resultó a las mil maravillas. Además “los revolucionarios” se fueron a casa y limpiaron muy bien la plaza Tharir como les ordenaron.

“Guerra de Cuarta Generación” y “Guerra Asimétrica”









Como bien se dijo antes, “la revolución de los papiros” comenzó en Twitter y en Facebook y de este modo lo agradecían los “jóvenes revolucionarios” exhibiendo una bien hecha pancarta dándole las gracias a Facebook.


En la doctrina militar imperial nacieron los conceptos “Guerra de Cuarta Generación” y “Guerra Asimétrica” que barren con los límites entre lo militar, lo político y lo civil. En esta guerra el estado-gobierno no entra inicialmente en el conflicto con costosas invasiones militares sino que utiliza sus agentes (mercenarios que llaman “contratistas”, ONG’s, etc.), para que hagan el trabajo por ellos. Una forma de guerra tal vez menos violenta al ojo humano, “donde todo vale”, pero una guerra al fin de cuentas. De estos anteriores conceptos son hijas las llamadas “revoluciones de colores” (“Color revolutions”), conocidas también como “revoluciones silenciosas” (“Silent revolutions”) y “revoluciones suaves” (“Soft revolutions”). La Guerra de Cuarta Generación se desarrolla en los medios de comunicación de masas (radio, prensa, television con gran participación del cine y video juegos), en el ciberespacio (internet y servicios como Google, Facebook, Twitter, correos electrónicos, páginas web, etc.) y en los dispositivos electrónicos (teléfonos celulares, servicio por cable, tableros de internet, memorias portátiles, computadoras, etc.).

La experiencia del imperio en América Latina con los gobiernos “desobedientes” como el de Chávez, Ortega, Evo , Correa, Cristina, etc., obligó a que las “revoluciones blandas” o “de colores”, aplicadas en las exrepúblicas soviéticas, Irán, etc., tuvieran una doble vía, esto es, que no solamente fueran para tumbar a los presidentes “enemigos” sino que también sirvieran para quitar a los presidentes incómodos e insostenibles antes que el mismo pueblo pasara la cuenta y pusiera uno de los suyos que seguiría la línea de los presidentes latinoamericanos ya mencionados.

“Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas a remojar”. Las próximas “revoluciones” pueden estallar en Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador, Nicaragua, Cuba, Libia, Siria, El Líbano u otra vez reactivarla en Irán. Quedan advertidos.

lunes, 14 de febrero de 2011

Población y territorio

Reddit es un sitio en el que los usuarios suelen plantear interrogantes y discusiones muy interesantes. De los últimos que he visto, me ha gustado el que comenta la pretensión de algunos políticos fundamentalistas norteamericanos de obligar a las mujeres que están por abortar a escuchar el fonograma de su ecografía antes de hacerlo. Usuallyskeptical sugiere que -en términos de defensa de la vida- sería más efectivo que quienes toman las decisiones militares en el imperio sean obligados a visitar a los civiles que planean bombardear... En otro orden, JPalmz se pregunta cómo quedaría el mapamundi si los habitantes de los países de mayor población se mudaran a los estados de mayor superficie: aquí el extraño resultado.

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Árabe=religioso+terrorista?

Desde las últimas traiciones y agachadas de las burguesías árabes, simbolizadas en el fracaso de la OLP tras su rendición ante el dúo EEUU-Israel, todos empezaron a creer que el mundo árabe era un masacote de fanáticos religiosos y ultraterroristas. El periodista hace notar que las rebeliones populares en el Magreb rescatan el buen nombre y honor del pueblo árabe...

La campaña ya no funciona


Desde hace cerca de treinta años, una obstinada campaña de denigración se consagró a presentar al Islam como un enemigo de los valores occidentales. Confundieron a un puñado de alterados terroristas con millones de individuos. Por Eduardo Febbro.


Los demócratas árabes que hicieron saltar la banca de la autocracia y la corrupción en Túnez y Egipto aportaron una contribución inestimable al conocimiento humano: desmontaron con su vigor democrático el perfil de demonio con el cual la prensa de Occidente y ensayistas aprovechadores habían retratado al Islam y al mundo árabe musulmán en general, al tiempo que pusieron en tela de juicio los intereses estratégicos de la primera potencia mundial. Desde hace cerca de treinta años, una obstinada campaña de denigración se consagró a presentar al Islam como un enemigo de los valores occidentales, a los árabes como una sociedad de individuos histéricos y fuera de la historia. Artículos, reportajes televisivos y ensayos se ensañaron con una temática común: el miedo al Islam, al islamismo, la identificación de una religión con el terrorismo de masa. Confundieron a un puñado de alterados terroristas con sociedades civiles de millones de individuos e hicieron caso omiso de la historia del mundo, del colonialismo, dejaron afuera la influencia de los recursos petrolíferos en la expansión provocada del fundamentalismo islámico así como el papel que tuvo la confrontación entre el Este y el Oeste en el fomento de los extremismos religiosos como armas estratégicas.

En esa masa de mentiras y miedo contribuyeron en mucho los intelectuales modernos, adeptos al sillón giratorio desde el cual miran el mundo y proyectan sus opciones ideológicas y su sagacidad sin desplazarse, sin conocer, la mayor parte de las veces, a ese ser humano, a esa gente, la intimidad de las naciones, su historia, los idiomas que se hablan, la práctica confesional en curso, la razón y los matices de los ritos, la dimensión histórica de la identidad, el juego perverso de las pugnas geopolíticas que trazaron el mapa de Medio Oriente. La propaganda se mezcló con la reflexión. Sin embargo, el islamismo fundamentalista, tal como lo conocemos hoy, precede la creación de grupos como Hamas, Al Qaida, el Hezbolá e incluso es anterior a la confrontación entre Israel y los fundamentalistas islámicos que pugnan por la desaparición de un Estado judío. Hamas primero fue creado en 1987 como movimiento de resistencia islámico contra la ocupación israelí del territorio de Gaza. El Hezbolá nació en 1982 contra la ocupación del Líbano por las tropas israelíes (1982). El tercero, Al Qaida, es una emanación de la política norteamericana en Asia Central.

El extremismo islámico contemporáneo se plasmó en 1953 con el golpe de Estado contra el primer ministro iraní Mohammad Mossadegh. Electo dos años antes con el apoyo del Frente Nacional, un grupo de partidos progresistas, Mossadegh suprimió los exorbitantes privilegios de que gozaba la primera empresa mundial de explotación de hidrocarburos, la compañía angloiranian Oil, AIOC. Esta empresa detentaba el monopolio de la explotación y la venta del petróleo iraní y a cambio pagaba magros beneficios al Estado iraní, mientras que la población vivía en la pobreza. Los británicos, en su afán de derrocar a Mohammad Mossadegh, pidieron la cooperación de Washington. Un emisario del Secret Intelligence Service, Christopher Montague Woodhouse, convenció a la CIA de la necesidad de erradicar la triple amenaza que representan el nacionalismo de Mossadegh, el poderoso partido de la izquierda iraní, Tudeh, y la ex Unión Soviética, país fronterizo de Irán. Estados Unidos y Gran Bretaña montaron el operativo AJAX y derribaron el régimen de Mohammad Mossadegh con la ayuda de un aliado interior, el soberano iraní Mohammed Réza shah Pahlévi. La frustración nacional por la explotación petrolífera, la cooperación del shah de Irán con quienes expoliaban los hidrocarburos y la instauración de una tiranía absoluta que aplastó al movimiento democrático y laico le dio vida y cuerpo al fundamentalismo chiíta, es decir, el ala derecha extremista y nacionalista de Irán. En 1979, el ayatolá Jomeini se apoyó en ese movimiento fundamentalista para lanzar la revolución iraní, cuya permanencia forjó un fascismo religioso e hizo de Teherán un eje del terror. El ex presidente norteamericano Bill Clinton reconoció en el año 2000 las nefastas consecuencias del operativo AJAX y pidió disculpas. Demasiado tarde. Otro monstruo de siniestras consecuencias, también diseñado y perpetrado por Washington, estaba alimentándose en Asia Central: la financiación de los sectores más radicales del Islam para combatir la invasión de Afganistán por parte de la Unión Soviética. Las escuelas coránicas de Pakistán (madrazas) fueron financiadas por Washington para preparar a los “combatientes de la libertad” inspirados en la versión más extrema de la religión. La casi totalidad de los terroristas buscados por Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre fueron llevados por Washington a Pakistán en charters especiales a lo largo de los años ’80. Bin Laden y los talibanes afganos fueron aliados íntimos en esa estrategia, soldados al servicio de la causa norteamericana que luego se dieron vuelta.

La pugna por los hidrocarburos y la táctica confesional contra el comunismo diseñaron el mundo que tenemos hoy. Occidente se lavó las manos y ensució al mundo árabemusulmán con una propaganda impúdica. Los musulmanes pasaron a ser retrógrados, rígidos, fanáticos peligrosos que ponían en peligro la identidad y los valores de Occidente. La influencia de ese discurso ha sido tal que la casi totalidad de los partidos de extrema derecha que arrasan en las urnas del Viejo Continente han hecho del miedo o el odio a los musulmanes su principal negocio electoral. Y, sin embargo, no fueron los papelitos sucios de Wikileaks los que hicieron avanzar la historia sino el pueblo. En las revueltas de Túnez o en la plaza Tahrir de El Cairo no se vieron barbudos agresivos, ni el Corán ni armas: vimos demócratas que pugnaban por la libertad, la igualdad, la redistribución justa de las riquezas y un futuro mejor. Vimos banderas egipcias, retratos de Hosni Mubarak con el bigote de Hitler y carteles pidiendo que se vaya. En dos semanas, un sector del mundo árabe trastornó el orden preestablecido del mundo sin bombas ni atentados. ¿Qué dirán los heraldos del pavor a lo diverso, ahora que ese otro tan temido y denigrado se juega la vida colectivamente por los valores en los que se basa la cultura política de Occidente? ¿Qué demonio inventarán para seguir teniendo razón? Esos progresistas de sociedades menospreciadas por la tecno cultura occidental han creado en un puñado de días una de las mayores transformaciones de la historia. Detrás de sus reclamos no hay demonios fundamentalistas, sino siglos de opresión, de expoliación y corrupción. Sea cual fuere el rumbo de esa revolución les debemos a esos empeñados demócratas una demostración única, una emoción gigantesca, la oportunidad de ver al otro como es, de reconocerlo, de palpar sus sueños, que también son nuestros. Vimos la historia avanzar ante nuestras miradas, tenemos la prueba de que, por encima de la cultura, del idioma y del Dios al que dirigimos nuestras plegarias, persiste en el ser humano la ambición irrenunciable de la libertad.

Salió en Página12

martes, 8 de febrero de 2011

"Un admirable narrador" y "un jornalero laborioso y risueño"









EL PRIMER WELLS

(Jorge Luis Borges en Otras Inquisiciones)

Harris refiere que Oscar Wilde, interrogado acerca de Wells, respondió:

Un Julio Verne científico.

El dictamen es de 1899; se adivina que Wilde pensó menos en definir a Wells, o en aniquilarlo, que en pasar a otro tema. H. G. Wells y Julio Verne son ahora nombres incompatibles. Todos lo sentimos así, pero el examen de las intrincadas razones en que nuestro sentimiento se funda puede no ser inútil.

La más notoria de esas razones es de orden técnico. Wells (antes de resignarse a especulador sociológico) fue un admirable narrador, un heredero de las brevedades de Swift y de Edgar Allan Poe; Verne, un jornalero laborioso y risueño. Verne escribió para adolescentes; Wells, para todas las edades del hombre.

Hay otra diferencia, ya denunciada alguna vez por el propio Wells: las ficciones de Verne trafican en cosas probables (un buque submarino, un buque más extenso que los de 1872, el descubrimiento del polo Sur, la fotografía parlante, la travesía de África en globo, los cráteres de un volcán apagado que dan al centro de la tierra); las de Wells en meras posibilidades (un hombre invisible, una flor que devora a un hombre, un huevo de cristal que refleja los acontecimientos de Marte), cuando no en cosas imposibles: un hombre que regresa del porvenir con una flor futura; un hombre que regresa de la otra vida con el corazón a la derecha, porque lo han invertido íntegramente, igual que en un espejo. He leído que Verne, escandalizado por las licencias que se permite The First Men in the Moon, dijo con indignación: “Il invente!”

Las razones que acabo de indicar me parecen válidas, pero no explican por qué Wells es infinitamente superior al autor de Héctor Serva-dac, así como también a Rosney, a Lytton, a Robert Paltock, a Cyrano o a cualquier otro precursor de sus métodos, La mayor felicidad de sus argumentos no basta a resolver el problema. En libros no muy breves, el argumento no puede ser más que un pretexto, o un punto de partida. Es importante para la ejecución de la obra, no para los goces de la lectura. Ello puede observarse en todos los géneros; las mejores novelas policiales no son las de mejor argumento (Si lo fueran todos los argumentos, no existiría el Quijote y Shaw valdría menos que O'Neill).

En mi opinión, la precedencia de las primeras novelas de Wells —The Island of Dr. Moreau, verbigracia, o The Invisible Man— se debe a una razón más profunda. No sólo es ingenioso lo que refieren; es también simbólico de procesos que de algún modo son inherentes a todos los destinos humanos. El acosado hombre invisible que tiene que dormir como con los ojos abiertos porque sus párpados no excluyen la luz es nuestra soledad y nuestro terror; el conventículo de monstruos sentados que gangosean en su noche un credo servil es el Vaticano y es Lhasa.

La obra que perdura es siempre capaz de una infinita y plástica ambigüedad; es todo para todos, como el Apóstol; es un espejo que declara los rasgos del lector y es también un mapa del mundo. Ello debe ocurrir, además, de un modo evanescente y modesto, casi a despecho del autor; éste debe aparecer ignorante de todo simbolismo. Con esa lúcida inocencia obró Wells en sus primeros ejercicios fantásticos, que son, a mi entender, lo más admirable que comprende su obra admirable.

Quienes dicen que el arte no debe propagar doctrinas, suelen referirse a doctrinas contrarias a las suyas. Desde luego, tal no es mi caso; agradezco y profeso casi todas las doctrinas de Wells, pero deploro que éste las intercalara en sus narraciones. Buen heredero de los nominalistas británicos, Wells reprueba nuestra costumbre de hablar de la tenacidad de “Inglaterra” o de las maquinaciones de “Prusia”; los argumentos contra esa mitología perjudicial me parecen irreprochables, no así la circunstancia de interpolarlos en la historia del sueño del señor Parham.

Mientras un autor se limita a referir sucesos o a trazar los tenues desvíos de una conciencia, podemos suponerlo omnisciente, podemos confundirlo con el universo o con Dios; en cuanto se rebaja a razonar, lo sabemos falible. La realidad procede por hechos, no por razonamientos; a Dios le toleramos que afirme “Soy El Que Soy” (Éxodo, 3, 14), no que declare y analice, como Hegel o Anselmo, el argumentum ontologicum. Dios no debe teologizar; el escritor no debe invalidar con razones humanas la momentánea fe que exige de nosotros el arte.

Hay otro motivo, el autor que muestra aversión a un personaje parece no acabar de entenderlo, parece confesar que éste no es inevitable para él. Desconfiamos de su inteligencia, como desconfiaríamos de la inteligencia de un Dios que mantuviera cielos e infiernos. Dios, ha escrito Spinoza (Etica, 5,17), no aborrece a nadie y no quiere a nadie.

Como Quevedo, como Voltaire, como Goethe, como algún otro más, Wells es menos un literato que una literatura. Escribió libros gárrulos en los que de algún modo resurge la gigantesca felicidad de Charles Dickens, prodigó parábolas sociológicas, erigió enciclopedias, dilató las posibilidades de la novela, reescribió para nuestro tiempo el Libro de Job, esa gran imitación hebrea del diálogo platónico, redactó sin soberbia y sin humildad una autobiografía gratísima, combatió el comunismo, el nazismo y el cristianismo, polemizó (cortés y mortalmente) con Belloc, historió el pasado, historió el porvenir, registró vidas reales e imaginarias.

De la vasta y diversa biblioteca que nos dejó, nada me gusta más que su narración de algunos milagros atroces: The Time Machine, The Island of Dr. Moreau, The Plattner Story, The First Men in the Moon. Son los primeros libros que yo leí; tal vez serán los últimos… pienso que habrán de incorporarse, como la fórmula de Teseo o la de Ahasverus, a la memoria general de la especie y que se multiplicarán en su ámbito, más allá de los términos de la gloria de quien los escribió, más allá de la muerte del idioma en que fueron escritos.

lunes, 7 de febrero de 2011

"A quien miraron otros desde arriba sin ver la hormiga sino el hormiguero"


El pueblo
(Pablo Neruda)

De aquel hombre me acuerdo y no han pasado
sino dos siglos desde que lo vi,
no anduvo ni a caballo ni en carroza:
a puro pie
deshizo
las distancias
y no llevaba espada ni armadura,
sino redes al hombro,
hacha o martillo o pala,
nunca apaleó a ninguno de su especie:
su hazaña fue contra el agua o la tierra,
contra el trigo para que hubiera pan,
contra el árbol gigante para que diera leña,
contra los muros para abrir las puertas,
contra la arena construyendo muros
y contra el mar para hacerlo parir.

Lo conocí y aún no se me borra.

Cayeron en pedazos las carrozas,
la guerra destruyó puertas y muros,
la ciudad fue un puñado de cenizas,
se hicieron polvo todos los vestidos,
y él para mí subsiste,
sobrevive en la arena,
cuando antes parecía
todo imborrable menos él.

En el ir y venir de las familias
a veces fue mi padre o mi pariente
o apenas si era él o si no era
tal vez aquél que no volvió a su casa
porque el agua o la tierra lo tragaron
o lo mató una máquina o un árbol
o fue aquel enlutado carpintero
que iba detrás del ataúd, sin lágrimas,
alguien en fin que no tenía nombre,
que se llamaba metal o madera,
y a quien miraron otros desde arriba
sin ver la hormiga
sino el hormiguero
y que cuando sus pies no se movían,
porque el pobre cansado había muerto,
no vieron nunca que no lo veían:
había ya otros pies en donde estuvo.

Los otros pies eran él mismo,
también las otras manos,
el hombre sucedía:
cuando ya parecía transcurrido
era el mismo de nuevo,
allí estaba otra vez cavando tierra,
cortando tela, pero sin camisa,
allí estaba y no estaba, como entonces,
se había ido y estaba de nuevo,
y como nunca tuvo cementerio,
ni tumba, ni su nombre fue grabado
sobre la piedra que él cortó sudando,
nunca sabía nadie que llegaba
y nadie supo cuando se moría,
así es que sólo cuando el pobre pudo
resucitó otra vez sin ser notado.

Era el hombre sin duda, sin herencia,
sin vaca, sin bandera,
y no se distinguía entre los otros,
los otros que eran él,
desde arriba era gris como el subsuelo,
como el cuero era pardo,
era amarillo cosechando trigo,
era negro debajo de la mina,
era color de piedra en el castillo,
en el barco pesquero era color de atún
y color de caballo en la pradera:
¿cómo podía nadie distinguirlo
si era el inseparable, el elemento,
tierra, carbón o mar vestido de hombre?

Donde vivió crecía
cuanto el hombre tocaba:
la piedra hostil
quebrada
por sus manos,
se convertía en orden
y una a una formaron
la recta claridad del edificio,
hizo el pan con sus manos,
movilizó los trenes,
se poblaron de pueblos las distancias,
otros hombres crecieron,
llegaron las abejas,
y porque el hombre crea y multiplica
la primavera caminó al mercado
entre panaderías y palomas.

El padre de los panes fue olvidado,
él que cortó y anduvo, machacando
y abriendo surcos, acarreando arena,
cuando todo existió ya no existía,
él daba su existencia, eso era todo.
Salió a otra parte a trabajar, y luego
se fue a morir rodando
como piedra del río:
aguas abajo lo llevó la muerte.

Yo, que lo conocí, lo vi bajando
hasta no ser sino lo que dejaba:
calles que apenas pudo conocer,
casas que nunca y nunca habitaría.

Y vuelvo a verlo, y cada día espero.

Lo veo en su ataúd y resurrecto.

Lo distingo entre todos
los que son sus iguales
y me parece que no puede ser,
que así no vamos a ninguna parte,
que suceder así no tiene gloria.

Yo creo que en el trono debe estar
este hombre, bien calzado y coronado.

Creo que los que hicieron tantas cosas
deben ser dueños de todas las cosas.

¡Y los que hacen el pan deben comer!

¡Y deben tener luz los de la mina!

¡Basta ya de encadenados grises!

¡Basta de pálidos desaparecidos!

Ni un hombre más que pase sin que reine.

Ni una sola mujer sin su diadema.

Para todas las manos guantes de oro.

¡Frutas de sol a todos los oscuros!

Yo conocí aquel hombre y cuando pude,
cuando ya tuve ojos en la cara,
cuando ya tuve voz en la boca
lo busqué entre las tumbas, y le dije
apretándole un brazo que aún no era polvo:

"Todos se irán, tú quedarás viviente.

Tú encendiste la vida.

Tú hiciste lo que es tuyo".

Por eso nadie se moleste cuando
parece que estoy solo y no estoy solo,
no estoy con nadie y hablo para todos:

Alguien me está escuchando y no lo saben,
pero aquéllos que canto y que lo saben
siguen naciendo y llenarán el mundo...

viernes, 4 de febrero de 2011

Limitadas pero sabrosas venganzas

La siempre seductora idea de "usar la fuerza del enemigo" para combatirlo, tiene en la contrapublicidad uno de sus ejemplos más gráficos (y más multimedia, claro). El casamiento, o mejor el concubinato, de arte e ideología para enfrentar las repugnantes mieles de la publicidad segregada por el capitalismo en su promoción del consumo por el consumo mismo, parece a primera vista una idea revolucionaria. En los hechos, es una expresión más -y no la más destacada- del masacote de comunicaciones que bombardea nuestras cabezas a diario (y a radio, tv, internet, etc). Sin embargo, en determinadas circunstancias, cuando las masas se enojan con algunos de los malvados que gobiernan el sistema, se vuelve una herramienta más interesante y potente, como se ha visto ayer en Túnez y hoy en Egipto...



Historias de contrapublicidad
Por Isidro Jiménez

A finales de los años ‘80, dos integrantes del Frente de Liberación de Vallas Publicitarias (BLF), ataviados con monos de trabajo y escalera, se presentan a plena luz del día ante el cartel anunciante de un exitoso cantante neoyorquino. Taparon el texto del cartel, dejaron al lado del cantante un bocadillo de cómic, hecho con pintura de pizarra y unas cajas con tizas, invitando a los viandantes a expresarse en esa improvisada pizarra: “¿Qué estará pensando el conocido cantante?”. En unas horas, el BLF había fotografiado las decenas de consignas políticas, chistes, operaciones matemáticas e insultos que rompían el clásico y unidireccional monólogo publicitario.

Un diverso y atomizado movimiento de respuesta al discurso publicitario comenzaba a tomar forma. Las grandes metrópolis de la costa oeste norteamericana (Vancouver, Seattle o San Francisco) y la siempre explosiva Nueva York fueron el punto de partida de una contracultura que bebe ideológicamente de aquellos movimientos de protesta (anti racismo, feminismo, sindicalismo, ecologismo...) para intervenir en el espacio urbano con propuestas artísticas y experimentales. Londres, París o Berlín irán poco a poco tomando el relevo.

Del arte al artefacto

A finales de los ‘80 en el Estado español, una vanguardia artística heredera del situacionismo considera superfluo y elitista el mundo artístico de las galerías, museos y ferias de arte, así que ejercen el arte público más provocativo, poniendo énfasis en la acción o las performances. El colectivo ANCA programa en Valencia acciones colectivas con sesgo reivindicativo y, unos años más tarde, alguno de sus miembros, junto a otros artistas, conforman La Fiambrera Obrera, uno de los colectivos claves en la historia de la contrapublicidad española. “Del artista nómada y recolector se pasó al artista bombero”, dice Joan Casellas. Se inicia un movimiento artístico asociado a la contracultura de masas, que considera el arte como un artefacto explosivo de carcasa militante y expansión política.

Sólo unos años más tarde, en 1993, un grupo de personas del movimiento contracultural de Vancouver (Canadá) presenta ante los medios una excéntrica propuesta: un día sin compras el día previo a Acción de Gracias. Hoy este Buy Nothing Day es la campaña más conocida de la Fundación Adbusters, la asociación contrapublicista más conocida internacionalmente. Sin embargo, a pesar de que Adbusters intenta colocar el consumismo en el centro de la contracultura de los ‘90, la línea ideológica principal se ha mantenido más bien en la crítica a multinacionales y a instituciones financieras internacionales.

Junto a la creación del movimiento antiglobalización en estos años, el mundo del arte institucional más vanguardista comenzó un acercamiento que hoy es claramente visible en los programas de muchos museos e instituciones artísticas.

Proyectos

Desde la década de los ‘80, ese espacio entre la contracultura y un renovado activismo social se ha fraguado una identidad propia. El BLF, Reclaim the Streets, Adbusters, The Yes men, Cassers de Pub, Yomango, el Grupo Arbeit o ConsumeHastaMorir son proyectos que, desde distintos puntos del planeta, confluyen en la crítica al papel ideológico de la publicidad, pero a la vez mantienen un compromiso con la experimentación lingüística y la provocación expresiva.

Son proyectos que discuten abiertamente con el monólogo de las vallas comerciales, la publicidad de los hipermercados o los medios de masas; apropiándose, como hiciera el arte pop, del lenguaje que se escucha en las ciudades, en la televisión, en los spots. Y sin embargo, toda esa dimensión lingüística de nada sirve sin el sustento de una crítica bien fundamentada a la distribución de los recursos y a la espiral consumista que la mantiene. No es casual que, a la vez que el movimiento contrapublicitario tomaba cuerpo, lo hacía también un heterogéneo movimiento de respuesta a ese modelo de sobreproducción y sobreconsumo: las asociaciones en defensa de los derechos de los consumidores, el movimiento por la agricultura ecológica y la soberanía alimentaria y, finalmente, las redes de comercio justo y consumo alternativo. Todas centraban su lucha sobre un nuevo sujeto, el consumidor.

Así pues, los colectivos implicados en esta revisión del modelo de consumo han aportado a la contrapublicidad un sustento ideológico y un marco de acción basado en el consumo responsable, el ecologismo y el decrecimiento, sin los cuales la contrapublicidad corre el riesgo de quedar reducida a una actividad artística de vanguardia. Como herramienta crítica, la contrapublicidad denuncia el canto publicitario neoliberal por un consumismo liberador y las dinámicas de poder que las empresas anunciantes esconden tras una imagen edulcorada a base de grandes inversiones económicas.

Pero también la contrapublicidad ofrece un acercamiento educativo al lenguaje del consumo, ese idioma de las cosas que nos rodean. Tan sólo con extraer de su contexto habitual un anuncio publicitario se despliegan las distintas estrategias comerciales que lo sostienen y los valores que conforman la ideología neoliberal, normalizadora y legitimadora de este modelo socioeconómico.

Un nuevo espacio contracultural

La campaña 50 Años Bastan, contra el FMI, el BM y el GATT, no sólo representaba uno de los espacios más esperanzadores para organizaciones y colectivos de izquierda, sino también el punto de arranque de un replanteamiento de los medios de comunicación.

Las aplicaciones informáticas que da la proliferación de internet en los ‘90 posibilitan en ese contexto la edición gráfica de imágenes y video y su rápida difusión a través de páginas web, listas de distribución y correos electrónicos.

En este escenario especialmente propicio para la multiplicación y difusión, la “culture jammer” encuentra un nuevo espacio digital donde significarse y alterar logotipos, carteles de películas o fotografías de personajes políticos. Uno de los grupos que lo aprovecha con más impacto mediático es RTMark, mediante un sitio web que busca financiación para proyectos de rebeldía social y boicots a grandes empresas.

A finales de los ‘90, uno de los proyectos que salieron adelante fue una web que simulaba ser el sitio oficial de la OMC. La falsa página, en manos de un grupo de activistas llamado The Yes Men, consigue engañar a algunos visitantes y terminan haciéndose pasar por directivos de la OMC y dando charlas surrealistas en distinguidos foros. Con el crecimiento de internet, tampoco la contracultura de calle será la misma.

La web de ConsumeHastaMorir


jueves, 3 de febrero de 2011

Casi inmortal


MUERTE
Por Inma Luna

Mi médico me ha dicho que no me
voy a morir. ¿No me voy a morir nunca?
Le he preguntado, entre sorprendida y
encantada. No, nunca.

En el reconocimiento médico que acabamos
de realizarte hemos descubierto una enzima,
situada encima de otra enzima (je!),
que te hace inmune a cualquier enfermedad,
accidente laboral, de tráfico,
doméstico, suicidio, asesinato,
homicidio con o sin premeditación...

¿Y no puedo morir de amor? Le he preguntado,
por decir algo. ¡Hostias!, ha exclamado mi médico
perdiendo la compostura hipocrática.
De eso sí que no te salva nadie.
La enzima no tiene efecto catalizador
contra el mal de amores. Pero, ¡vamos!,
me ha animado sonriendo y dándome una palmadita
en la espalda: De amor ya no se muere...

He salido de la consulta tarareando
la canción de Gianni Bella pero no sé,
no me he quedado muy convencida.


Tomado de "La certeza es un concepto sin matices...
pero la incertidumbre está llena de grados
",
en
The children’s book of American birds
(acercando la ornitología al público infantil)

miércoles, 2 de febrero de 2011

El fomento de la industria penal

Una nación de presidiarios

“Una nación de presidiarios” es el título de una nota que publicó The Economist en su edición del 4 de abril de 2009, referida a Estados Unidos. De la misma extraigo algunos datos elocuentes. En el sistema estadounidense se inspiran los que, en Argentina, piden “mano dura” y más represión para acabar con los robos y crímenes.

Estados Unidos tiene menos del 5% de la población mundial, pero casi el 25% de los presos del mundo. Están en prisión 756 personas cada 100.000 habitantes, una tasa casi cinco veces superior al promedio mundial. En 1985 había 331 presos cada 100.000 habitantes; en 1997 la cifra era 648. Aproximadamente uno de cada 31 adultos está en prisión, o en libertad bajo palabra. La probabilidad de que la gente de color esté en prisión en algún momento de sus vidas es de una en tres.

El gobierno federal y 26 estados aprobaron leyes del tipo “tres golpes y estás afuera”, que encarcelan de por vida a los que reinciden, sin derecho a salida bajo palabra.

El número de personas en prisión por cuestiones de drogas subió de 41.000 en 1980 a 500.000 en la actualidad; es el 55% de la población de las prisiones federales y el 21% de las prisiones estaduales. Tres cuartas partes de los presos por temas de drogas son negros.

Más del 20% de los internos dice que ha sido objeto de agresiones sexuales por parte de sus compañeros o de los guardias. Las prisiones federales están operando a más del 130% de su capacidad. Un sexto de los prisioneros sufre alguna forma de enfermedad mental. En las prisiones hay cuatro veces más enfermos mentales que en los hospitales para enfermos mentales.

Dos tercios de los ex presos han sido vueltos a arrestar dentro de los tres años de haber sido liberados

El castigo se extiende a las familias de los presos. En Estados Unidos hay 1,7 millones de “huérfanos de las prisiones”, quienes tienen seis veces más probabilidades de terminar en prisión que el resto de los niños. A veces los castigos continúan después de que los presos son liberados. Estados Unidos es uno de los pocos países que impide votar a los presos, y en algunos estados esta prohibición es de por vida. El 2% de los estadounidenses adultos y el 14% de la gente negra están privados de derechos civiles a causa de fallos criminales.

La nota señala: “Pocos de los políticos de primera línea tienen el coraje de denunciar algo de esto. La gente que abraza la causa de la reforma carcelaria usualmente termina en el cementerio político. No existe un lobby organizado para la reforma carcelaria. La prensa ignora el tema. Y aquellos que tienen experiencia de primera mano acerca de las fallas del sistema –presos y ex presos– pueden no tener el derecho al voto”.

Bonito modelo a imitar en Argentina.

Tomado de Rolando Astarita Blog