martes, 20 de enero de 2015

Pinta tu aldea

Tal vez pintáramos sobre nuestra propia piel, con ocre y carbón, mucho antes de pintar sobre la piedra. Pero hace cuarenta mil años, en todo caso, dejamos huellas de manos pintadas en las paredes de las cuevas de Lascaux, de Ardennes, de Chauvet.

El pigmento negro utilizado para pintar los animales de Lascaux estaba compuesto por dióxido de manganeso y cuarzo molido, y casi la mitad de la mezcla era fosfato de calcio. Para hacer fosfato de calcio hay que calentar huesos a cuatrocientos grados centígrados y luego molerlos.

Fabricábamos pintura con los huesos de los animales que pintábamos.

Ninguna imagen olvida este origen.

El futuro proyecta su sombra sobre el pasado. Así, los primeros gestos lo contienen todo; son una especie de mapa. Los primeros días de una ocupación militar; la concepción de un hijo; semillas y tierra.

El dolor es la más pura destilación del deseo. Con la primera tumba, con esa primera siembra de un nombre en la tierra, se inventó la memoria.

Ninguna palabra olvida este origen.

                                                    Anne Michaels, La cripta de invierno.





















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